viernes, 23 de agosto de 2019

“Cuando jugábamos a ser ingenieros”

“Cuando jugábamos a ser ingenieros”
Todo es posible en la mente de un niño, cuando hecha a volar la imaginación...

Cuando se es niño, la alegría se nos pega de noche y de día, porque somos buena compañía y nada limita nuestra imaginación. No son los juguetes, es la creatividad, la que nos permite construir un mundo lleno de felicidad, donde los amigos son la mejor compañía.

Cuando éramos niños, muchas veces jugábamos a lo que apuntaba nuestra vocación, esa que se trae en el corazón, esa genuina inclinación, con tintes de misión. Algunos jugaban a ser doctores, otros a ser futbolistas, locutores, actores, inventores y nunca faltaban los ingenieros. Los que construían puentes y carreteras, los que aplicaban los principios de la geometría cuando jugaban cincos, los que calculaban la hipotenusa y la pendiente sobre la curva, los que pronosticaban la lluvia calculando la velocidad del viento y sobre todo hacían cosas con el corazón contento.

Aún que más de una vez, hicieron un corto circuito por andar con la electricidad experimentando, o aquello que juzgaron como travesura, no era más que un experimento acompañado por la desventura...

Cuando jugábamos a ser ingenieros, no eran travesuras, ni locuras, sino el preámbulo de una vocación que llevábamos en el corazón.
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